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Érase una vez el ratón Pérez

LA LEYENDA DEL RATÓN PÉREZ


Cuenta la leyenda, que el Ratón Pérez,

es un roedor mágico que le deja

a los niños del mundo una moneda de oro,

a cambio de los dientes de leche que ellos

pierden cuando estos se caen

para que los dientes definitivos salgan.

¿Existe de verdad? Dicen que es muy difícil

probarlo. Ante tantas preguntas

un día decidí hacer una investigación y

me preparé para dejar uno de mis primeros

dientes caídos bajo la almohada y quedarme

despierto. La sorpresa fue ver a mi mamá

como ponía dinero bajo mi almohada.

Abrí los ojos y le dije a mamá: “¡Buuuu, sorpresa!”.

Le pregunté: “¿Y el Ratón Pérez?”. Ella me dijo: “Hijo, las mamás somos mensajeras de honor del mundo mágico de la infancia. Papá Noel, hadas madrinas, duendes y por supuesto el Ratón Pérez, delegan en cada mamá o papá del mundo ser sus mensajeras”.

Yo vi a mi mamá con mis propios ojos, pero verla fue mágico. Mágico es lo milagroso, lo lleno de luz. Una mamá entrando a media noche al cuarto de su hijo es milagroso y llena de luz el corazón.

Yo creo en mi mamá, creo en el Ratón Pérez, y no sé por qué, pero las monedas que me dejó mi mamá parecían de oro.


Dibujo: Juan Gonzalo Correal, Terza Elementare B

Autor: Juan Gonzalo Correal


LA IMPORTANCIA DE LAVAR LOS DIENTES

Había una vez un ratón llamado Carlos que tenía por apellido Pérez pues su padre era el legendario ratón Pérez. En la ciudad en donde vivía Carlos, cada 100 años se elegía un nuevo ratón Pérez, ese año le tocaba a Carlos. Era martes 30 de diciembre, todavía faltaba un día y medio para que por fin Carlos fuera el ratón Pérez y en la ciudad había mucha incertidumbre por cómo sería Carlos en su nueva faceta.

Por fin llegó el día, se creían que iba a hacer lo mismo que sus antecesores (recoger el diente y desaparecer), pero Carlos quería hacer un cambio y tuvo la idea de dar dinero, según la calidad del diente.

Así es como siempre te encuentras dinero bajo la almohada. Si quieres recibir una buna remuneración por tu diente, debes tener una buena higiene oral.


Mina Centanaro


PEDRO Y LA TRAVESÍA DEL CONOCIMIENTO  

Había una vez un niño que se llamaba Pedro, vivía en un pueblo que quedaba muy lejos de su escuela y tenía que recorrer largas jornadas caminando, así que se preguntaba constante mente: 

— ¿Por qué ir a la escuela? ¡Los animales no van a la escuela! ¡Son felices y comen lo que lo que quieren! — Pensaba... 

— Me gustaría ser un pájaro, pero me dan miedo las alturas. Me gustaría ser un pez, pero no sé nadar. Me gustaría ser oso, pero no me gusta el salmón. Me gustaría ser un asno, pero tendría que trabajar mucho. Me gustaría ser un caracol, pero sería muy lento. En fin, no podría ser un animal... 

Cuando Pedro llegó al colegio le preguntó a su profesora para qué servía estudiar y su profesora le contesto: ‘‘Sirve para muchas cosas como ir a la universidad, conseguir un buen trabajo y ser feliz aprendiendo muchas cosas”.  

Pedro siguió el consejo de su profesora y llegó a sobresalir en el estudio. 


Mathias Ochoa

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